El Comercio

“A 62 años de creado el Ministerio de Comercio Interior”

“Por el 4 de Febrero”

Por Ireneo Socarrás Álvarez. Sección de base Onelio Hernández Taño.

Es imposible hacer una breve reseña de la estructura y cuadros administrativos del comercio en la actual región, sin antes elaborar de él una síntesis del quehacer en Cuba a lo largo de su historia, ello data desde 1510 cuando se establecieron en la Isla las relaciones mercantiles de tipo colonial.

En el siglo XVI, el gobierno español comenzó el desarrollo de la Industria     Azucarera en la Colonia, y en el XVII, el segundo cultivo importante lo constituyó el tabaco y su proceso industrial que circulaba a través de las Factorías con destino a España, monopolizando su venta en interés propio.

En 1740 el Rey de España autorizó la creación de la Real Compañía del Comercio de La Habana, y en 1762 los ingleses la ocupan y extienden el cultivo del habano desde Pinar del Rió hasta Matanzas y permiten que barcos ingleses entraran a la capital de la Isla, y que el producto se comercializara con los colonos ingleses de América del Norte. Al retirarse de la Isla en 1763 por acuerdo de España a cambio de la Florida, se suprimió el monopolio comercial de la Real Compañía de Comercio de La Habana y se autorizó el comercio con todas las colonias españolas de América, lo que dio lugar a un incremento significativo del intercambio comercial.

En 1775 las trece colonias inglesas de Norteamérica se sublevaron contra su metrópolis, Inglaterra. El gobierno español envió desde Cuba armas y víveres a los norteamericanos para ayudarlos en su lucha y autorizó el comercio entre las trece colonias rebeldes. En 1898 le declararon la guerra a España como respuesta de pago y le hundieron su flota de guerra en la Bahía de Santiago, ocuparon la isla y se apoderaron sin tiempo límite de la Base Naval de Guantánamo que se mantiene en litigio hoy en día, punto de referencia de las conversaciones que actualmente sostienen ambos países.

En esa etapa el comercio en Cuba tuvo su mayor prosperidad en la zona occidental del país, la oriental estuvo más afectada en su desarrollo por los avatares de la guerra y su tea incendiaria. En la región de la Trocha fortificada por el mando español y asediada por el General Máximo Gómez, le quedó un símbolo al comercio, “La Casa Balbín”, propiedad de un andaluz que cooperó con los mambises y fue deportado a España. Esta instalación ha resistido al tiempo y debe ser conservada por las presentes y futuras generaciones, hoy goza de mucha salud.

En 1902 con la Republica Mediatizada, y el proceso inversionista en la principal industria, trajo consigo el ¨Boom¨ económico llamado:  La Danza de los Millones, que se reflejó en la ciudad de Ciego de Ávila, en los edificios comerciales de porte y valor como: La Cruz Verde, el Hotel Sevilla, el Hotel Rueda, el Ariete, los Helados de Paris, hoy Coppelia, la Casa Blanca, y en general en la calle Independencia y otras áreas relacionadas con la cultura, como el Centro Asturiano, la Colonia Española, una   joya de la ciudad, el club de cazadores y en la década de los 50 el Hotel Santiago Habana.

Este comercio tenia cierta especialización en la zona urbana, pero en la zona rural y suburbana se destacaban las tiendas mixtas, no especializadas, el comercio se transformó en financiero allí donde abundaba la población campesina y había cosecha de importancia, el comerciante casi sin competir se desdoblaba en usurero, y disponía de los productos con enormes beneficios.

Era un comercio primitivo, solo sufrió ligeros cambios cuando a finales de la década de los 30, el imperialismo con una política de penetración de capitales, inició su participación en las inversiones de cadenas de establecimientos.

En esta época la competencia era en lo esencial, no para abastecer mejor a la población, sino para enriquecer más al comerciante, el que, como tendencia aseguraba sus negocios con fuerza familiar, que usualmente no representaba conflictos laborales. Además de la explotación directa de los patronos, funcionaban oficinas de contratación de empleo que, por gestionar una plaza cualquiera, cobraban el primer mes de salario a los beneficiados. A estas oficinas concurrían jóvenes que optaban a plazas sin conseguirlas por la carencia de empleo predominante en el país.

Todo esto provocó el surgimiento de luchas sindicales que al principio se limitaron a exigir solamente ventajas salariales, pero que posteriormente se fueron fortaleciendo y apoyaron el movimiento revolucionario que se venia gestando. Ya a finales de 1958, el sector de comercio contaba con 41 sindicatos, agrupados en la federación de Trabajadores del Comercio. De esos valores salió Fernando Chenard Piña, mártir de sector caído en el Moncada. Según el censo de 1953, el ultimo de la etapa revolucionaria, existían en el país más de 60000 establecimientos dedicados a la distribución y 46000 a la prestación de los servicios.

Al triunfar la revolución en 1959 entre los organismos de la administración del Estado, se hallaba el Ministerio de Comercio Interior, lo dirigía Raúl Cepero Bonilla, como Ministro, quien muriera años después en un trágico accidente aéreo, cuando era presidente del Banco Nacional de Cuba.

El 12 de junio de 1959, se crearon las delegaciones provinciales de Pinar del Rio, Matanzas, Las Villas, Camaguey, Holguín (Oriente Norte), Santiago de Cuba (Oriente Sur).

El 30 de junio de 1960 se modifica la estructura orgánica del Ministerio, en la cual se suprimió la sección de control de delegaciones provinciales y se creó la Dirección de Alimentos y la Oficina Técnica de Planificación.

Las medidas arbitrarias del gobierno de los Estados Unidos, antes y después de la firma el 17 de mayo de 1959, de la Ley de Reforma Agraria, no se hicieron esperar, como lo fue el embargo del petróleo, la reducción de la cuota azucarera y sus insolentes agresiones de todo tipo contra la naciente Revolución, que han perdurado y se mantienen en la actualidad.

En el comercio también se reflejó ese enfrentamiento. La mayor parte de los comerciantes fueron instrumento parta acaparar productos, subir precios y fomentar la bolsa negra, en vano intento de frenar el avance revolucionario. La revolución no se iba a quedar con los brazos cruzados y en 1960 se dictó la Ley de Protección al Consumidor que facultaba al Ministro a actuar en consecuencia con los hechos.

El 13 de julio de 1960, se dictó la Ley 890 que dispuso la nacionalización de todas las empresas industriales y comerciales nacionales, entre las que se encontraban 46 dedicadas al comercio mayorista de productos alimenticios y 13 de comercio minorista de productos industriales, para un total de 59, como un primer paso. Se creó la propia Ley la Oficina Comercial de Instituto Nacional de Reforma Agraria, para operar los almacenes de víveres y tiendas por departamentos nacionalizadas, las que habían sido abandonadas por sus propietarios, como jefe de la oficina fue designada Máximo Berman Berman, con facultades para organizar y dirigir las citadas empresas.

En las zonas rurales se crearon las Tiendas del pueblo del mencionado instituto y se designó a Raúl de la Mora Espinosa como director General, facultado para la creación, organización y funcionamiento de dichas unidades, que hasta ese momento se habían creado en las zonas de desarrollo agrario y que funcionaban como cooperativas de consumo.

En noviembre de 1961 fueron nacionalizadas a la vez en todo el país por la Unión de Vendedores todas las entidades privadas circuladoras de productos mayoristas para la venta al detalle como: La distribuidora de cervezas, maltas, refrescos, bebidas alcohólicas, Coca Cola, Pepsi Cola, galletas y confituras, los expendedores de cigarros, tabacos y fósforos, productos lácteos, la que su distribución se subordinó al Ministerio de Comercio Interior.

El sistema de racionamiento comenzó el 12 de marzo de 1962, cuyas normas se establecieron a través de la Junta Nacional para la distribución de los abastecimientos, según la Ley 1015. El 27 de marzo de 1963, fue sustituida por la Ley 1001, que transfiere esas facultades al Ministerio de Comercio Interior. En Julio de 1963 por el organismo rector las oficinas de control para los abastecimientos (Oficodas), pasa para un centro que radicaba en el organismo central.

El 14 de marzo de 1968 bajo del lema Ofensiva Revolucionaria, fueron nacionalizados en el país los comercios de todo tipo de expendio de productos y servicios, desde una bodega donde se adquirían los productos de la Canasta Básica, hasta un cuentapropista que se dedicaba a lustrar calzado en cualquier esquina o un parque, sin horario fijo. Para algunos se cayó en un exceso, y para otros aplaudidos, por considerarlo un problema circunstancial del proceso revolucionario, que era lo primero en ese momento, cuando los enemigos hacían lo posible para destruir a la revolución.

En el informe del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al Primer Congreso del Partido, se caracterizó con estas palabras al comercio interior cubano en la etapa de la seudorepública:

“El rasgo predominante del comercio interior que encontró la Revolución al llegar al poder, fue la proliferación anárquica de decenas de miles de pequeños establecimientos de distribución y servicios que constituían la base de una pirámide de especulación sostenida sobre las espaldas del pueblo. Paralelamente a este pequeño comercio comenzaban a invadir al país las cadenas de los monopolios comerciales norteamericanos que alcanzaron a establecer unas pocas decenas de supermercados y tiendas por departamentos en La Habana y algunas de las principales ciudades del interior¨.

Hasta esa fecha, el acontecimiento político nacional más significativo lo fue en 1965 la constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba el 3 de octubre, donde Fidel leyó la carta de despedida del Che, del cual fue miembro efectivo Manuel Luzardo García, en esa fecha, Ministro de Comercio Interior. El 19 de agosto de 1970 fue nombrado titular del organismo Serafín Fernández Rodríguez, comenzando un cambio en profundidad en los métodos y estilo en la dirección del Ministerio, con una nueva orientación.

En opinión de este escribano, el mayor cambio cualitativo y cuantitativo de toda su historia en el tiempo, aunque tuvo como aspecto discrepante el haber subordinado el comercio mayorista de Alimento e Industriales a los territorios, lo que hizo frenar su desarrollo en la plataforma logística y organizativa.

La región del territorio avileño y su actual capital, próspera ayer para la actividad de comercio, pobre por sus desigualdades sociales, carente de liquidez en las manos de los obreros y empleados públicos, donde la opulencia y modo de vida holgado se concentraba en unos pocos y la extrema pobreza germinaba en una gran parte de la población, sin empleo, bajos salarios o trabajos cíclicos como era La Cuba de entonces.

El cambio social trajo para los trabajadores del sector un reto, tuvieron que prepararse para administrar los centros de trabajo donde habían estado laborando bajo el mandato del dueño que por razones obvias buscaba la eficacia a costa de todo, y por lo general con basta experiencia práctica y profesional en Dirección Administrativa, de lo cual no todos aprendimos.

En el primer decenio la lucha del sector, además de su compromiso como tal, estuvo dirigida a salvaguardar el proceso revolucionario en constante amenaza por los enemigos de afuera y de adentro, en particular de aquellos que habían perdido sus propiedades, y los renegados de siempre, que los hay. En esos diez Años y más se convirtieron en fuerza laboral movilizativas con el fusil en las manos, en combate cuerpo a cuerpo, o con la mocha para cortar la caña de la primera industria del país, la guataca y el azadón y la cuchara de mezclar el cemento y la arena para apoyar las labores productivas en la ciudad y el campo.

No podría ser de otro modo, la actividad comercial y de servicio se vio afectada en grado sumo hasta llegar a la década de los 70, cuando comenzó un proceso de recuperación paulatino de su deterioro acumulado, carencia de medios de trabajo y productos que llevar al mercado. Las unidades se habían convertido en consignas revolucionarias, no tenían productos que ofertar con un control rígido, sin opciones al cliente.

La libreta de abastecimiento se convirtió en un documento rector del quehacer del pueblo, su uso era obligatorio para comprar el cuarto de pan, un blúmer o para enterrar a un familiar de muchos criticadas y de la mayoría aplaudida, cautiva en su esencia, pero humana y protectora de todos, sin distinción de clases, etapa ya superada con creces en la actualidad.

Es oportuno recordar que una de las tantas movilizaciones hacia el campo fue la de los 83 días en 1969 para apoyar la llamada zafra de los Diez Millones, heroica pero triste porque no se cumplió su objetivo. En ella se cerró todo el comercio de productos industriales y los talleres de servicio a la población, solo algunas unidades abiertas para casos de emergencia, las bodegas de víveres abrían solo media jornada laboral para entregar la Canasta Básica, las gratuidades estaban a la orden del día, con preferencia para el personal movilizado y el dinero fue perdiendo su valor, el cambio se llegó a cotizar en $150.00 y $175.00.

Lo anterior ha sido parte del precio que ha tenido que pagar la Revolución para con su pueblo y los trabajadores del sector del comercio, que siempre han respondido a su llamado, causa principal a que ha sido sometida por el terrible bloqueo impuesto, hoy más fortalecido, independientemente de los aires que soplan de buena voluntad.

Establecidas y consolidadas las relaciones comerciales con el campo socialista y su entrada al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), como miembro pleno, llegó el cambio deseado y el modo comercial liquidó las gratuidades y comenzó a fortalecerse para sanar los males ascentrales que aquejaban. Cuando lo logrado era significativo, la libreta perdía parte de su valor inicial y se abrían varias unidades con venta libre con precio de mercado. Entonces ocurrió el derrumbe del campo socialista con el muro de Berlín y apareció el llamado Período Especial¨, en tiempo de aparente paz.

Carlos Marx dijo en su obra cumbre: ¨Todo hombre antes de pensar políticamente tiene que comer, vestir, calzar y tener un techo¨, de esas cuatro razones, tres se materializaban en el comercio, por lo que el personal administrativo y empleados de la esfera en consonancia con ese principio han tenido que invertir la pirámide y pensar primero políticamente como llevarle y prestarle esos bienes y servicios al pueblo.

En ese contexto el comercio en el territorio ha escalado peldaños, no exento de limitaciones, ha ampliado sus servicios con una gastronomía bien montada y para diferentes gustos con ofertas variadas, con la comida cubana, española, china y la singular paella, con centros nocturnos y se trabaja por el rescate de sus instalaciones comerciales, elevar la prestación de los servicios y por la superación técnica y profesional de los trabajadores y cuadros de dirección para enfrentar nuevos retos en el futuro, que ya comienzan a ser presente. Sus Ferias Comerciales dominicales con ofertas y demandas de mercado, han dejado al pasado el modo cautivo del comercio.

Entre los eventos de mayor relevancia del siglo pasado, con mayor acento en la Ciudad de los Portales, lo está el Carnaval de las Flores, en mayo 1955, el cual se festejó por 43 días, sin cesar la actividad laboral, auspiciado por el comercio de la calle independencia, por una comisión presidida por José A Sanpedro, hombre de comercio y dueño de la tienda La Elegante de artículos varios, donde la cultura estuvo a la altura de las flores que adornaban la ciudad.

El encuentro Nacional de Técnicas Comerciales y Gastronomía celebrado en el territorio en agosto de 1984, marcó un hito de lo que se puede hacer en el comercio, de carácter social, se remodeló todo el comercio de la arteria principal y otras aledañas, con la participación en actividades  de los trabajadores, lo que se convirtió en una fiesta popular del pueblo, La Nueva Cuba es fruto de ese empeño, como cosa singular, al desmontar el falso techo de la unidad que era propiedad de un ciudadano chino, nombrado, Rey y Hnos, cayó al piso un paquete con 10 000 dólares que se utilizaron en medios de trabajo para el comercio.

El costo a precio de la época de la inversión ascendió a la suma de                   1 500 000.00 pesos.

El otro evento no menos importante lo constituyó la designación de la Provincia por la sede del 26 de julio en 1980, dentro de los sectores priorizados estuvo el comercio que le permitió hacer una reparación capital a una parte importante de sus instalaciones y salir en parte, del atraso, con prioridad en la ciudad cabecera, donde entre otros se rescató el Hotel Sevilla, luego en una etapa superior modernizado, hoy ejemplo de la ciudad, el Hotel Rueda de entonces y el Coppelia con sus dos plantas.

Hoy la mayor parte de esa arteria principal ha sido remodelada con las nuevas técnicas del comercio y la alfombra de un Bulevar, orgullo de la ciudad, que emula con el nuevo parque campestre ubicado en su nueva zona de desarrollo, en la ribera y sobre el lago de la “La Turbina” como se le conoce popularmente.

Ayer el comercio fue una estrella que deslumbraba, pero que solo satisfacía las necesidades de una minoría, hoy con luz propia tiene otro horizonte, servir al pueblo que siempre tiene la razón, que hoy camina por dos vertientes, el administrado por unidades estatales y por cuentapropistas, o sea el privado, que en el pasado estuvo caracterizado por el emigrante y los nativos que dominaban el medio, estaban presente el español, heredado de la colonia y los que arribarono regresaron posterior a ello, pero esa influencia llegó con mayor fuerza de la lejana china, que prácticamente no había un espacio comercial que no hubiera, aunque fuera una venduta, representada por sus nacionales, jamás olvidaré la de Juan y Luis en Jagueyal, donde con diez centavos, almorzaba a la hora del recreo escolar y cuando no los tenía, me lo fiaban para pagar en la zafra.

La región que nos ocupa no estuvo exenta de su presencia en sus cuatro puntos cardinales, se detectaron entre ellos por sólo citar dos: Manuel Álvarez el dueño de la tienda La Victoria de ropa de vestir especializada y al frente la de calzado, cuando su negocio fue nacionalizado se quedó en la ciudad y fue un eficiente trabajador del giro de tejido en el almacén mayorista de industriales, se sentía orgulloso porque se había retirado por la Ley 270, con su salario completo, luego trabajó voluntario cinco años más, una media jornada, murió en Cuba que fue su deseo, un digno y eficiente hombre de comercio.

El ciudadano chino Juan Lau y compañía fue un próspero comerciante que se desempeñó como dueño de la tienda La Victoria de productos mixtos en el giro de alimentos, bebidas y licores, en su doble función de mayorista y minorista. Al triunfar la revolución era uno de los de mayor circulación en la antigua región. Al ser intervenido abandonó el país; pero su huella es recordada. Hoy la sociedad china mantiene esa tradición, su comercio se impone sobre los avatares del tiempo. Este, entre otros centros debe ser respetado, si queremos respetar el patrimonio cultural de la ciudad.

En la Revolución el comercio nació con una estructura vertical, la que rápidamente se transformó en una doble subordinación, atraída por los cambios que se fueron operando en su organización, con mayor acento a partir de 1964-65. La actividad mayorista de alimentos e industriales, el transporte para su distribución, los talleres de servicios para radios y enseres menores, refrigeración, televisión y las oficodas, estaban subordinadas al Ministerio de Comercio Interior, etapa en que la escuela al pie del taller formó a los futuros técnicos que le dieron respuesta a su desarrollo programado en números de más de 200.

El resto de los servicios menores como la gastronomía, peluquerías y barberías, las lavanderías, lavatines y las bodegas, entre otros, se administraban por el poder local municipal y provincial. El INIT rectoraba como organismo central independiente los Hoteles con su alojamiento y otros centros importantes del giro.

El jefe de las Oficodas en la región era a su vez, el representante del Ministro a esa instancia, en Ciego de Ávila el primero en asumir ese cargo fue Ernesto López, le sucedió Etore Torres en ese orden Ireneo Socarras Álvarez  quien a partir  de 1968-69 por un cambio de nomenclatura pasó a ser Delegado Regional del organismo, cargo que desempeñó hasta diciembre de 1974, en que fue promovido a Vice delegado del Comercio en la antigua provincia de Camaguey, territorio que tuvo como delegado provincial a Humberto Cartaza, René Romero, Ramón Rodríguez (Ramoncito), Andrés Leiva Cordero y el último, antes de la división política administrativa Rolando Sotomayor, todos muy relacionados con los aciertos y desaciertos del comercio en la región, respaldado con un fuerte movimiento sindical.

En 1976 se pone en práctica la nueva División Política Administrativa, lo que trae consigo un cambio de estructura para el comercio. En el territorio se organiza el sector del comercio y gastronomía y se designa como su delegado a Vicente Barrios, al cual se le subordinan las empresas mixtas y especializadas del giro en los municipios. Su desarrollo fue significativo con unidades de recreación para el pueblo, hoy entre otros, el centro Maria Prado y La Atarraya de Morón, un ejemplo de la gastronomía.

Se crea el Sectorial de Industrias y Servicios y se designa a Pedro González Zamora como director, a quien se le subordinan los servicios y las industrias de las empresas municipales, ambos directores con conocimiento del giro. A su vez se forma la Empresa Mayorista Mixta con las actividades de alimentos e industriales responsabilidad que recae en Ireneo Socarras Álvarez, esta entidad se subordinada al Ministerio, quien, a la vez era el representante del Ministro en la región.                                                             

El primero de Enero de 1980 se divide la Empresa Mayorista en 2 empresas especializadas: La empresa mayorista de alimento, con Félix Rodríguez como director y la de la Industriales, responsabilidad que se le asigna a Manuel Hernández Concepción (el Isleño) y se crea el sector mayorista con estas actividades, más la Empresa de Acopio y distribución de los productos agropecuarios perteneciente a la agricultura, que es asumida por el Ministerio del Comercio interior. Para dirigir ese sector es nombrado Ireneo Socarrás Álvarez.

En julio de 1981 se crea el Sectorial Único del Comercio, con la fusión de las tres actividades que existían como rectoras del comercio, responsabilidad que se le asigna a Socarrás Álvarez, el cual contaba con 23 empresas, entre mayoristas y minoristas especializadas y otras que  se desdoblaban en  productoras y asumían la distribución de dichos productos, entre ellos: acopio y distribución, la empresa cárnica con los mataderos, el sacrificio de ganado ovino y porcino y su empacadora, producciones varias, la industria de la galleta y el pan con su distribución y el café, cigarros, tabacos y fósforos. Esa organización productiva y de distribución, con el tiempo se fue desintegrando con empresas especializadas, bajo la égida de los organismos rectores.

Antes de la nueva estructura sectorial la capacitación de los trabajadores del comercio en la región la recibían del Ministerio de Educación através de los diferentes cursos implementados por ese organismo rector.

Con ella se abrió la Escuela Especializada para el Comercio en el territorio, una vieja necesidad convertida en anhelo, pues para recibir,  esa capacitación había que viajar a Camagüey o a la Habana, de forma modesta se adaptó un aula en los altos de “Casa Barbín” que honraba al plantel siendo su primer director René Solís y Nelson Victoria atendía esa actividad en la Dirección Sectorial, la idea matizada de un gran esfuerzo fue reconocida por las autoridades del Gobierno y del Partido con el aval del Comercio Interior.

Miguel Aguilar Oñoz Presidente de la Asamblea por los resultados alcanzados y la necesidad de ampliar la capacidad de matrícula, martiano por vocación, autorizó la entrega de un edificio, una vieja posada para el centro docente que reconstruido comenzó a funcionar a partir de 1988.

La Escuela asumió el nombre de “4 de Febrero”, imparte docencia desde su creación 1981 de forma ininterrumpida por 35 años, solo ha tenido 3 directores: René Solís, Ruperto Pérez Pujarte y la Doctora en Ciencias Pedagógicas Estela Gallart Marrero   desde 1999 hasta el 2016, actual Directora.

El centro orgullo del sector brinda servicios a toda la pirámide de los recursos humanos de la esfera en el territorio avileño,  a los profesionales acogidos a la forma de gestión no estatal, al personal docente de los politécnicos del MINED vinculados a las especialidades del comercio, creyentes de otros sectores que lo solicitan.

Satisface todas las necesidades relacionadas con la formación en materias del comercio, gastronomía y servicios técnicos y personales, cursos de calificación, recalificación y otras necesidades de superación profesional. Quien alcance además en la asesoría de las empresas, en su esencia una institución que prestigia al sector, que las presentes y futuras generaciones deben conocer.

En 1987, es liberado Ireneo de su responsabilidad al frente del sector y es nombrado director de la Empresa Mayorista de Alimento, se inició en el giro el 3 de Junio de 1955, en una bodega-cantina llamada ¨La Victoria¨, por él se designa a Feliciano Jiménez Varona, quien hasta ese momento se desempeñaba como el titular del Periódico Invasor.

Ello es parte de la historia del comercio en el territorio, que los trabajadores y administrativos tuvieron que enfrentar y defender con gallardía y visión de futuro y confianza en condiciones complejas, sin fallarle nunca a la Revolución. Cuando el plan de la economía global había descendido en un 75% en sus valores a precios constantes con relación al  deceniode los 80, tocaba a sus puestas el Período especial.

Buscando alternativas en 1990 se crea la Empresa Provincial Alimentaria, especializada en la producción y distribución de productos para el comercio y unidades de ventas subordinadas a ella y se nombra como director a Pedro Carles Almanza.

También se crea la Empresa Provincial de los Servicios Personales y del Hogar y se designa en su dirección a Rigoberto Pérez Pérez. Se introduce en el mercado con un plan emergente para rescatar el circulante y nivelar las finanzas, productos con precios de oferta y demanda de mercado, dirigidos por la Organización Económica Estatal, en un primer momento dentro de la Empresa Mayorista de Alimentos y en el 2003 se crea como Empresa especializada con ese objetivo y se nombra como director a Tito Maximiliano Rojas.

En 1988 asume la dirección del sector Arquímedes Morales, el que ocupa el cargo hasta noviembre de 1997, fecha en que se promueve a Raúl Sardiñas Companionis que se desempeñaba como subdirector Económico del mismo, desempeña esta función hasta 1997, que es promovido, asumiendo esa responsabilidad Nelson Hernández González hasta el 2012, que es designada Pastora López Leiva como directora del mismo, hoy Grupo Empresarial de Comercio de Ciego de Ávila, en ese orden Reinaldo Frometa y el actual Director del Grupo Lázaro E. Granados y el representante del Comercio Estatal Ariel B. López Camejo.

La dirección regional de comercio antes de la división política administrativa radicó en la oficoda norte y luego pasó a la calle Libertad entre Maceo y Honorato del Castillo, posterior a ello como sector único en la calle José Antonio Echeverría No 112 y actualmente radica en la calle Máximo Gómez esquina Simón Reyes.

El Ministerio de Comercio Interior antes del triunfo de la Revolución funcionaba en la capital del país en la calle Teniente Rey y Mercaderes. Actualmente lo hace en la calle Habana No. 268-260 frente al parque San Juan de Dios.

Han sido Ministros de Comercio a partir del triunfo revolucionario por su orden y fecha de nombramiento.

1)- Raúl Cepero Bonilla nombrado en el primer gabinete de gobierno al triunfo de la Revolución a partir del primero de enero de 1959. Muere en accidente aéreo años después siendo Ministro del Banco Nacional de Cuba.

2)- Máximo Berman Berman el 23 de febrero de 1961.

3)- Manuel Luzardo García el 24 de marzo de 1962

4)- Serafín Fernández Rodríguez el 19 de agosto de 1970.

5)- Manuel Vila Sosa el 8 de enero de 1982.

6)- Bárbara Castillo Cuesta el 23 de enero de 1994.

7)- Marino Alberto Murillo Jorge el 22 de febrero de 2006.

8)- Jacinto Angulo Pardo el 12 de marzo de 2010.

9)- Mary Blanca Ortega Barredo el 24 de mayo de 2011, actual titular del Ministerio de Comercio Interior.

En ese nivel, dentro del ministerio, es de destacar la labor realizada, siempre en el área de los alimentos para todo el país Emilio Tubau y Nelson de la Rosa, en cuanto a su control y eficacia como salvaguarda y destino de la comida del pueblo. Destacarlo en esta modesta reseña del comercio en la etapa revolucionaria, es un deber de elemental justicia.

Es imposible en un breve relato reflejar a todos los que han tenido participación en el comercio en el territorio antes y después del triunfo revolucionario, sería caer en errores de apreciación, los nombrados no se podían obviar por la responsabilidad del cargo que ocuparon, de hecho ya lo están, pero sería una injusticia  imperdonable dejar de mencionar a un pequeño grupo, en nombre de todos, que de una forma  u otra, nacidos dentro del sector del comercio, o llegados a este por diversas causas con una participación destacada, y  le entregaron lo mejor de sí, donde algunos todavía lo hacen, sin dudas, ellos son:

Miguel Aguilar Oñoz —– Primer Presidente del Gobierno en el territorio.

Pedro Carles Almanza —- Luchador eterno por el comercio.

Rafael González Ferragut, no requiere presentación, lo conocen en todo el país y fuera de este.

Rafael Álvarez (Felo), nació en el comercio y lo lleva en la sangre.

Orlando Santiesteban Morell desde sus diferentes responsabilidades siempre apoyó decididamente el comercio.

Rafael Valdés Valdés, gastronómico de nivel del Hotel Nacional de Cuba, se sintió orgulloso toda su vida de ser un profesional de comercio.

José Ángel Cabrera hijo de la esfera y formador destacado en la década de los 70 y técnico de televisión, radio, refrigeradores y enseres menores.

Enrique Lara Cabrera, dependiente de la tienda La Época cuando era privada, representando luego a los trabajadores del comercio de la calle independencia y dirigente sindical del ramo.

Hirán Milanés, de origen muy humilde, se inicio en el comercio en la comercial del Central Violeta, al triunfo revolucionario dirigió el almacén mayorista de alimento y cumplió misión en Angola, controlando los almacenes que dejaron los portugueses abandonado, por el control y el altruismo demostrado en la misión recibió el reconocimiento personalmente del Presidente Agostinho Neto.

Enrique Téllez Almanza un economista de gran prestigio.

Sergio Pérez, un comerciante de todos los tiempos.

Celso Periut quien nació en el giro con aportes significativos a su desarrollo.

Es sólo una idea de lo que se puede, y está por contar de la historia de comercio en nuestra región.

Roberto Carbonell, un comerciante de sencillez, prestigio, dedicación y entrega al comercio de la provincia.

Filiberto Ávila, propietario de La Casa Avila (esquina Bembeta y Abraham Delgado). Allí se fundó la primera célula del 26 de Julio en la ciudad, que tuvo como garante a Cándido González, expedicionario y mártir del Yate Granma, siendo él uno de sus miembros. Luego del triunfo revolucionario entregó, voluntariamente su bodega al estado y se dedicó al comercio mayorista de víveres, hasta su retiro, en brazos de la Revolución.

Miguel Yong, ciudadano chino, dueño de la tienda “La Fortuna” ubicada debajo de los elevados, después de nacionalizada en la ofensiva revolucionaria de 1968, se hizo relojero al pie del taller, ejerció el oficio estatal hasta su retiro, luego se desempeñó como cuentapropista, hoy a los 84 años de edad se mantiene activo, convertido en todo un profesional que prestigia la relojería cubana, dentro y fuera de la región, por su pulcritud, excelencia y calidad en el oficio de relojero.

Las relaciones de trabajo entre Ministerio y  el Sindicato del Comercio , la Gastronomía y los Servicios, han estado matizadas por el respeto mutuo a lo largo de estos 64 años de Revolución, teniendo como su escalón más alto en las movilizaciones de fuerza laboral al campo en la agricultura, la zafra azucarera, la industria, los Primeros de Mayo y las actividades por el “4 de Febrero” , día del trabajador del Comercio en Cuba en Honor a Fernando Chenart Piña, mártir del sector caído por la libertad de su Patria el 26 de Julio de  1953, comandado por Fidel en el Ataque en  Santiago al Cuartel Moncada.

¡La Cocina Culinaria!

I

Cuba en la gastronomía

En el arte culinario,

Un ancestro abecedario

la ha colmado de empatía

El Artechef promovía

Su hito sin desamueblo.

En la cultura que amueblo

Llamo por ese reflejo,

Para que brille el espejo

Donde en él, se mira el pueblo.

Ireneo

                                  Presidente Joe Biden:

“Desmontar el bloqueo es la palabra de orden”

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